Una de las cosas más difíciles de esta enfermedad
es lo aleatoria que es. En otras patologías tienes unos síntomas fijos, con un
pronóstico y un tratamiento curativo en muchas de ellas. La esclerosis no tiene
cura aún, pero a mí me afecta más el no saber como va a evolucionar, el poder
estar bien hoy y mañana mal. Me considero una persona muy ordenada y que ha
tenido claro su futuro desde pequeño, lo que iba a estudiar, el máster, el
doctorado y finalmente ser docente e investigador. Tuve muchos obstáculos en el
camino, pero al final conseguí lo que buscaba luchando contra mil problemas.
Hoy he recibido una buena noticia, he conseguido
una certificación que me permitirá seguir escalando puestos en la profesión
docente universitaria, por lo que debería estar contento. Sin embargo, estoy
otra vez con dolores en las piernas y sin poder moverme mucho. Mis compañeros
de trabajo se han alegrado por mi y quieren celebrarlo conmigo la semana que
viene, pero yo no sé ni como estaré mañana. Intento pensar en lo bueno que me
ha pasado hoy y que el brote pasará y podré seguir adelante, pero con el tiempo
cada vez me cuesta más. Es una putada muy grande tener todo un día y al
siguiente perderlo, y así continuamente. A veces me recuerda a la película de “Atrapado
en el tiempo”, donde Bill Murray vivía continuamente el mismo día sin poder
avanzar. Así me siento muchas veces, viviendo en el día de la marmota. Luchas
contra un brote, lo superas, vives un tiempo bien y cuando tienes planes nuevos
de vida viene otro golpe que te los tumba todos.
Como comentaba en la ultima entrada del blog, ves
como mientras tu vida se para, la de tu gente alrededor continúa y no puedes
seguirles el ritmo o para conseguirlo tienes que esforzarte el triple que ellos.
Al final esto va quemando y sientes que ya no perteneces a los círculos en los
que te movías, que los amigos te van dejando de lado no porque quieran, sino
porque no puedes acompañarlos de igual forma en la vida. Te empiezas a ver como
un estorbo, aunque se que no es verdad porque me lo han dicho muchas veces,
pero no puedo evitar sentirme así. Muchas veces prefiero no escribir ni hablar
con ellos por no molestar, por dejar que sigan tranquilamente con sus vidas
normales y no en bucle temporal como la mía.
Me gustan las cosas que tienen un principio y un
final, por ello muchas veces no poder planear mi vida me va agotando lentamente.
La incertidumbre, para mí, la asesina silenciosa de la esclerosis.
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