Ir al contenido principal

Vivir sin aire



Primera entrada de este blog y es complicado comenzar, así que supongo que empezaré por las presentaciones. Actualmente tengo 33 años y llevo los últimos ocho años viviendo con esclerosis múltiple. Llevo dándole vueltas un tiempo a qué hacer con tantos escritos que tengo guardados en mi ordenador, miles de palabras que he ido plasmando en noches de todo tipo, unas felices, otras no tanto, y algunas realmente malas, todas ellas producidas por esta montaña rusa de emociones que es esta jodida enfermedad. Hace un tiempo ya, Maná dedicaba una canción al sufrimiento que produce el amor no correspondido, pero que en sus últimas estrofas me recuerdan a un pensamiento que he tenido desde que empezó todo: "Como quisiera guardarte en un cajón, como quisiera borrarte de un soplido, me encantaría matar esta canción". 

Este blog no va a ser ninguna página motivacional con mensajes siempre positivos de lucha por tus sueños y los conseguirás, aunque a veces mis reflexiones serán positivas y con esperanza, pero quiero contar mi experiencia real, sin ocultar nada y mostrando todo tal y como lo he vivido y lo sigo viviendo. Por ello, aviso que no será apto para todo tipo de personas, sobre todo aquellas que esto les toque de cerca. Sin embargo, yo habría agradecido cuando empezó todo esto que alguien me contase la realidad, lo que iba a empezar a vivir desde entonces y como intentar afrontarlo. Y digo intentar, porque esta enfermedad llamada de las mil caras, es totalmente imprevisible, por lo que no puedes planificar nada y te ves improvisando continuamente e intentando que tu vida no se rompa del todo. De todas formas, tampoco quiero desanimar a todos los que lean estás páginas y, aunque lleve ocho años luchando y pasando por todo tipo de baches que pronto conoceréis, he conseguido terminar un doctorado, vivir fuera de mi país de nacimiento durante una larga temporada e incluso obtener una plaza de profesor de universidad.

En los próximos días iré publicando más entradas contando mi historia, pero no seguiré siempre un orden cronológico, sino que hablaré de aquellas cosas que considero más importantes para manejar esta enfermedad, hechos que me hayan marcado de verdad o experiencias que necesito contar. Todo esto lo hago por una razón egoísta, me ayuda mucho escribir mis experiencias como vía de desahogo, pero una persona especial de la que escribiré más adelante me sugirió que quizás mis vivencias podrían ayudar a alguien, así que aquí estoy, abriendo mi primer blog y con muchas ganas de empezar. No prometo escribir diariamente pero sí a menudo, así que nos vemos pronto en la siguiente entrada.


Comentarios

Entradas populares de este blog

La fuerza del destino

Han transcurrido cinco meses desde la última vez que vertí mis pensamientos en este rincón digital, y hoy retorno a él impulsado por dos motivos fundamentales. El primero nace de la recomendación de mi psicólogo, con quien he estado trabajando diligentemente para comprenderme mejor y enfrentar los desafíos que la vida ha arrojado a mi camino. Pero no es únicamente esta sugerencia profesional la que me trae de vuelta a estas líneas. Siento una necesidad profunda de desahogarme aquí, aunque sea solo por esta vez, sin prometer continuidad. Este escrito servirá, al menos, para aligerar algunos de los pesares que me han estado abrumando últimamente. Para dar algo de contexto, he atravesado una depresión que casi me consume por completo. Aunque he recorrido un largo camino hacia la mejoría, la oscuridad aún no ha abandonado del todo mi horizonte. A esto se suma la angustia por la grave situación de salud de mi padre, una realidad que me ha forzado a replantear muchas cosas en mi vida, temas ...

El miedo de ser una carga

Cuando recibes malas noticias en la vida, el primer instinto es la negación, buscar una manera de minimizar el problema o, mejor aún, de hacerlo desaparecer por completo. Como mencioné en publicaciones anteriores, los últimos resultados de mi enfermedad no fueron alentadores. Me han comunicado que he entrado en la fase final, y pronto empezaré a sentir todo el peso de la esclerosis. A veces me engaño a mí mismo pensando que lo he aceptado, pero la realidad es muy distinta. Intento encontrar algún pequeño atisbo de esperanza. Por eso hoy acudí a otro neurólogo, especialista en esta enfermedad, en busca de una segunda opinión. Sin embargo, no obtuve lo que buscaba; la consulta solo confirmó el diagnóstico inicial. Es difícil vivir cuando tu futuro está condicionado por algo así. En este momento, me siento roto en mil pedazos, y recurro al blog para intentar recomponerme, soltando aquí lo que pienso. Quizás me estoy abriendo demasiado y eso me asusta, tal vez incluso acabe borrando esta p...

Carta al niño que fui

Como mencioné en mi última publicación, la situación ha empeorado notablemente desde la última revisión médica, y las noticias no han sido alentadoras. Estoy trabajando con mi psicólogo para aprender a sobrellevar esta fase final de la enfermedad, y, como parte de ese proceso de aceptación, me sugirió escribir una carta a ese niño que alguna vez fui, antes del diagnóstico, antes siquiera de enfrentar los aspectos más oscuros de la vida. He reflexionado mucho sobre cómo redactar esta carta, sobre qué palabras podría ofrecerme a mí mismo para prepararme ante todo lo que estaba por venir. Se amontonan tantas ideas en mi cabeza, pero intentaré destilar lo esencial en este post, enfocándome en lo que considero más importante. Lo primero que le diría a ese niño es, inevitablemente, que enfrentará una situación de salud devastadora, algo que trastocará todo lo que hasta entonces conocía. Ese monstruo, la esclerosis, lo golpeará con una fuerza implacable, pero a la vez, le abrirá los ojos para...