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La historia de mi vida


Todas las personas que conocen mi situación me dicen que se sorprenden de las fuerzas que tengo para luchar contra esta mierda y aunque muchas veces no me lo llego a creer ni yo mismo, es cierto que la mayoría de las veces he sacado fuerzas de dónde no las había para seguir adelante. Hoy voy a hacer un resumen de mi vida antes de esto para que tanto los que me conocen como los que leéis este blog me conozcáis un poco más y podáis entender cómo me he enfrentado a esto.

He nacido en una familia trabajadora, a la que nunca le ha sobrado el dinero. Mis padres tuvieron a mi hermana mayor con 18 años, por lo que tuvieron que parar su vida de juventud para buscarse la vida y sacar adelante a su familia. Aun así, siempre han hecho todo lo posible para darnos lo mejor, quizás no podíamos irnos de vacaciones los veranos, pero nunca faltaron las navidades perfectas, el poder ir a un buen colegio, que cada vez les costaba más pagarlo, o incluso poder ir a las clases de piano que tanto me gustaban (a ver si algún día lo retomo). Mi madre siempre ha llevado la casa y trabajaba en lo que iba pudiendo, mientras que mi padre trabajó desde temprana edad hasta que por problemas de salud tuvo que jubilarse antes de tiempo. Cuando tenía 16 años tuvimos una situación económica complicada en casa y decidí ponerme a trabajar en lo que fuese para poder echar una mano en casa, ya que había que pagar el alquiler y nos costaba llegar a fin de mes. Tras una serie de trabajos cortos y mal pagados, empecé a trabajar en las cocinas de un restaurante por Atocha, lavando platos y preparando raciones típicas de la gastronomía española. No me pagaban mal, pero todo iba mediante sobres semanales y sin poder salir de las cocinas, me imagino que por miedo de mi jefe a que le cayera por el restaurante algún inspector de trabajo, ya que varias veces tuve que salir por la puerta de cocinas al callejón de detrás para evitar que me viesen allí.

Con esos trabajos pude ayudar un poco en casa y estudiando por las noches conseguí acabar el bachillerato y obtener la nota para hacer la carrera que quería. Ya siendo mayor de edad empecé a buscar trabajos más legales que me permitiesen seguir ayudando en casa y a la vez tener un poco de dinero para la vida universitaria. Sin embargo, a la vez que trabajaba tenía que estudiar para mantener la beca que me permitía continuar mis estudios, ya que sin eso jamás podría pagar la matrícula, y sacar tiempo de debajo de las piedras para intentar mantener una relación de pareja que tenía por aquel entonces. Esto me llevó al trabajo más desagradable que he tenido nunca y que no recomendaré jamás a nadie, la limpieza de los baños de una estación de autobuses. Acepte el trabajo porque no pagaban mal y tenía un horario que me permitía compatibilizarlo con el resto de mi vida, pero aquello era un terreno inhóspito, no sabes la poca higiene y respeto que tiene la gente hasta que trabajas limpiando unos baños públicos. Así que los que lean estas palabras os pido que por favor cuando hagáis uso de unos comportaros como personas de la especie humana y no como animales, y que, si no tenéis otro sitio para vuestros encuentros sexuales, hagáis el favor de limpiarlo después al menos.

Yo creo que no tener las cosas fáciles me ha hecho prepararme para el gran reto que vendría después en mi vida, la esclerosis. Aun así, no hay nada que te prepare del todo para esto y aunque la gente me diga que admira mi fuerza, yo siempre creo que no lo llevo tan bien y que podría llevarlo mejor. Ahora mismo con este brote de las piernas, que pega fuerte durante las tardes/noche, no se para cuanto tiempo duraran esas fuerzas, así que espero que pase pronto porque la batería se va agotando ya.



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