Ir al contenido principal

La visita al médico

Durante esta enfermedad pasas por distintas fases que se van repitiendo, momentos en los que si contaras a alguien que tienes esclerosis no te creerían, porque son épocas en las que no tienes ningún síntoma visible, y otros en los que estás en pleno brote y es difícil ocultar tu situación. Estas fases se van intercalando continuamente sin parar pero hay algo que es constante siempre, y son las revisiones médicas que tienes que hacerte de rutina, con una frecuencia que va variando según avanza la enfermedad.

Esta semana me toca pasar por ello de nuevo y esto siempre me crea un nerviosismo y una incertidumbre difícil de explicar. La primera vez que te toca vivirlo todo es nuevo y asusta. Ese momento en el que escuchas que tienen que hacerte una biopsia de médula y acudes al hospital, aguardando en una sala de espera donde siempre hace frío, no sé si debido al ahorro en calefacción o a los escalofríos que recorren todo tu cuerpo al empezar a escuchar a la gente que pasa antes que tú gritando de dolor dentro de esa sala donde te va a tocar entrar a ti en pocos minutos. Con el tiempo me he ido acostumbrando a todas las pruebas diagnosticas, pero a esa es imposible habituarse. Mañana me toca pasar de nuevo por el aguijón y me cuesta conciliar el sueño sólo de pensarlo. Espero que esta vez tenga suerte y sea una de esas donde te pinchan a la primera y va todo rodado.

Lo peor no es el dolor físico que te generan pruebas como la que acabo de comentar, sino la visita posterior al neurólogo, donde te dicen si la enfermedad se ha estancado o ha seguido avanzando, ya que la posibilidad de que haya remitido queda descartada con este maldito bicho. Siempre intento hacerme el valiente con la gente que me quiere y aparentar que estoy tranquilo y que no me preocupa esa conversación con el médico. Sin embargo, en el fondo estoy temblando de miedo y cuando entro en esa consulta soy como un cachorro asustado. Siempre intento descifrar por dónde van a ir los tiros mirando a los ojos a mi neuróloga cuando estoy entrando a la consulta y aunque ya la conozca de muchos años, sigo sin poder descifrar la cara de póker que siempre me pone.

En pocos días es mi cumpleaños y ojalá pudiese celebrarlo con una buena noticia médica, me confirmaría solo con ese regalo. Hoy en la resonancia han visto algo nuevo, pero espero que todo quede en una anécdota y no sea algo nuevo que enfrentar. Ahora más que nunca necesito un empujón, una buena noticia que me haga volver a ver el sentido a esa cosa tan maravillosa que es vivir, pero que, sin alguna expectativa de futuro, pierde todo su sentido.

Vivir con esto te hace valorar todo, y una simple frase de mi neuróloga diciéndome que la enfermedad ha parado por un tiempo ya me daría la fuerza que necesito para seguir adelante. Me gustaría poder soplar las velas y pensar que este año va a ser mejor, que no va a ser el infierno que he vivido la mayor parte del último. Solo necesito esa noticia y sentir el cariño de la gente que quiero para poder seguir en la lucha y no rendirme. 

Espero en unos días poder contaros una buena noticia por aquí relacionada con esta visita médica. Sigo esperando ese día en el cual comience de nuevo la mejoría.




Comentarios

Entradas populares de este blog

La fuerza del destino

Han transcurrido cinco meses desde la última vez que vertí mis pensamientos en este rincón digital, y hoy retorno a él impulsado por dos motivos fundamentales. El primero nace de la recomendación de mi psicólogo, con quien he estado trabajando diligentemente para comprenderme mejor y enfrentar los desafíos que la vida ha arrojado a mi camino. Pero no es únicamente esta sugerencia profesional la que me trae de vuelta a estas líneas. Siento una necesidad profunda de desahogarme aquí, aunque sea solo por esta vez, sin prometer continuidad. Este escrito servirá, al menos, para aligerar algunos de los pesares que me han estado abrumando últimamente. Para dar algo de contexto, he atravesado una depresión que casi me consume por completo. Aunque he recorrido un largo camino hacia la mejoría, la oscuridad aún no ha abandonado del todo mi horizonte. A esto se suma la angustia por la grave situación de salud de mi padre, una realidad que me ha forzado a replantear muchas cosas en mi vida, temas ...

El miedo de ser una carga

Cuando recibes malas noticias en la vida, el primer instinto es la negación, buscar una manera de minimizar el problema o, mejor aún, de hacerlo desaparecer por completo. Como mencioné en publicaciones anteriores, los últimos resultados de mi enfermedad no fueron alentadores. Me han comunicado que he entrado en la fase final, y pronto empezaré a sentir todo el peso de la esclerosis. A veces me engaño a mí mismo pensando que lo he aceptado, pero la realidad es muy distinta. Intento encontrar algún pequeño atisbo de esperanza. Por eso hoy acudí a otro neurólogo, especialista en esta enfermedad, en busca de una segunda opinión. Sin embargo, no obtuve lo que buscaba; la consulta solo confirmó el diagnóstico inicial. Es difícil vivir cuando tu futuro está condicionado por algo así. En este momento, me siento roto en mil pedazos, y recurro al blog para intentar recomponerme, soltando aquí lo que pienso. Quizás me estoy abriendo demasiado y eso me asusta, tal vez incluso acabe borrando esta p...

Carta al niño que fui

Como mencioné en mi última publicación, la situación ha empeorado notablemente desde la última revisión médica, y las noticias no han sido alentadoras. Estoy trabajando con mi psicólogo para aprender a sobrellevar esta fase final de la enfermedad, y, como parte de ese proceso de aceptación, me sugirió escribir una carta a ese niño que alguna vez fui, antes del diagnóstico, antes siquiera de enfrentar los aspectos más oscuros de la vida. He reflexionado mucho sobre cómo redactar esta carta, sobre qué palabras podría ofrecerme a mí mismo para prepararme ante todo lo que estaba por venir. Se amontonan tantas ideas en mi cabeza, pero intentaré destilar lo esencial en este post, enfocándome en lo que considero más importante. Lo primero que le diría a ese niño es, inevitablemente, que enfrentará una situación de salud devastadora, algo que trastocará todo lo que hasta entonces conocía. Ese monstruo, la esclerosis, lo golpeará con una fuerza implacable, pero a la vez, le abrirá los ojos para...