Ir al contenido principal

Quiero vivir

No creía que llegara el momento de escribir estas palabras y aún me da miedo afirmarlo, pero llevo ya una semana sin dolores en las piernas y tengo esperanzas de que por fin esto haya acabado. Escribir me ayuda mucho con todo lo que conlleva la esclerosis y llevo varios días escribiendo cosas para mí, pero necesito y quiero compartir algunos de mis pensamientos por aquí. Llevo meses viviendo un infierno que no se lo deseo a nadie y me he desahogado en los post que he ido publicando durante todo este tiempo. Sin embargo, hay que ser justos, e igual que he relatado todos mis momentos más oscuros, quiero terminar con algo bonito y sacando el positivismo que tengo en estos momentos.

Es justo empezar pidiendo perdón. No se si a quién van dirigidas estas palabras acabarán leyendo este blog, quizás acabo sacando la valentía para decírselo directamente, pero aquí siempre es más fácil abrirme y mostrar lo que siento de verdad. Tengo que pedir perdón primero a mi familia porque no he contado con ellos en este proceso y me he enfrentado a esto sólo sin dejar que me ayudaran. Mi forma de afrontar la esclerosis no es ningún buen ejemplo, simplemente es la forma que más fácil me parece, enfocar todas mis fuerzas a vencer lo que venga y evitar tener que gastar mente y energía en ver a la gente que me quiere preocupados por mi. Sin embargo, muchas veces eso acaba generando más preocupación aún y quizás he hecho más daño ocultando que contando la verdad de cómo me encontraba. Han sido noches y noches aguantando los peores dolores que nunca he tenido y esforzándome en que nadie en casa se diese cuenta de por lo que estaba pasando. Tampoco puedo decir que si volviese atrás actuaría de otra forma, porque me conozco muy bien, pero lo siento si con esta forma de ser he acabado haciendo más daño a mi familia. Soy capaz de aguantar todo lo que me afecte a mi mismo, pero, cuando veo pasarlo mal a la gente que quiero, soy el más débil de todos.

También quiero pedir perdón a mi ancla y en este caso por todo lo contrario, por haberle cargado con un peso enorme al apoyarme exclusivamente en él. He sido muy injusto y egoísta al pedirle ayuda constantemente sin darme cuenta de que posiblemente le estaba saturando, y creo que le he fallado como amigo al centrarme sólo en mis problemas sin dar lugar para los suyos. Aún así no me ha dejado en ningún momento y me ha acompañado durante todos estos meses, también llenos de cambios para él, pero sin dejar de agarrarme la mano. Sé que a veces he sido muy tozudo y que me han flaqueado las fuerzas en muchos momentos y no me dejaba ayudar, pero siempre has estado conmigo, aunque a veces me volviese del todo insoportable, aguantando al otro lado del teléfono cuando a mi ni me salían las palabras. Todo esto me ha hecho darme más cuenta de la suerte que tengo de tener alguien así en mi vida, algo que no es fácil, encontrar a alguien con ese fondo tan increíble. Pienso que es justo expresarte cuánto significa nuestra amistad para mí. Eres mi mejor amigo, mi confidente y mi apoyo incondicional. Nunca podré agradecerte lo suficiente por estar siempre ahí para mí, en los buenos, pero sobre todo en los malos momentos. Ya hace una década que nos conocemos y recuerdo todo lo que hemos pasado juntos, desde días intensos de trabajo, cenas, fiestas, viajes o lloros, y no puedo esperar para vivir muchos momentos más en el futuro. No sé el tiempo que me dará la esclerosis, pero sea el que sea, no te quiero perder nunca, y sólo espero poder devolverte una decima parte de todo lo que has hecho por mi.

Ahora empiezo una nueva fase en mi vida y puedo decir que este brote me ha cambiado mucho. Cuando te ves tan limitado aprendes a valorar cada pequeña cosa de la vida. El poder tener un día rutinario normal, sacar al perro a pasear, ir al trabajo o poder tener alguna conversación banal con tu familia o un amigo, son cosas que al darlas por hecho no les daba valor, pero que ahora disfruto cada segundo mientras lo hago. Hay que ser realistas, y la esclerosis cada vez me está apretando más la soga al cuello y no tengo esperanzas de vivir mucho tiempo. Sin embargo, quiero disfrutar todo lo que pueda de ese tiempo de descuento que me ha regalado. Por ello quiero reír, llorar, trabajar, viajar todo lo que pueda y pasar tiempo con mi gente importante, sin perder ninguna oportunidad de decirles y mostrarles todo lo que les quiero. En definitiva, no lo puedo decir más claro,

Quiero vivir



Comentarios

Entradas populares de este blog

La fuerza del destino

Han transcurrido cinco meses desde la última vez que vertí mis pensamientos en este rincón digital, y hoy retorno a él impulsado por dos motivos fundamentales. El primero nace de la recomendación de mi psicólogo, con quien he estado trabajando diligentemente para comprenderme mejor y enfrentar los desafíos que la vida ha arrojado a mi camino. Pero no es únicamente esta sugerencia profesional la que me trae de vuelta a estas líneas. Siento una necesidad profunda de desahogarme aquí, aunque sea solo por esta vez, sin prometer continuidad. Este escrito servirá, al menos, para aligerar algunos de los pesares que me han estado abrumando últimamente. Para dar algo de contexto, he atravesado una depresión que casi me consume por completo. Aunque he recorrido un largo camino hacia la mejoría, la oscuridad aún no ha abandonado del todo mi horizonte. A esto se suma la angustia por la grave situación de salud de mi padre, una realidad que me ha forzado a replantear muchas cosas en mi vida, temas ...

El miedo de ser una carga

Cuando recibes malas noticias en la vida, el primer instinto es la negación, buscar una manera de minimizar el problema o, mejor aún, de hacerlo desaparecer por completo. Como mencioné en publicaciones anteriores, los últimos resultados de mi enfermedad no fueron alentadores. Me han comunicado que he entrado en la fase final, y pronto empezaré a sentir todo el peso de la esclerosis. A veces me engaño a mí mismo pensando que lo he aceptado, pero la realidad es muy distinta. Intento encontrar algún pequeño atisbo de esperanza. Por eso hoy acudí a otro neurólogo, especialista en esta enfermedad, en busca de una segunda opinión. Sin embargo, no obtuve lo que buscaba; la consulta solo confirmó el diagnóstico inicial. Es difícil vivir cuando tu futuro está condicionado por algo así. En este momento, me siento roto en mil pedazos, y recurro al blog para intentar recomponerme, soltando aquí lo que pienso. Quizás me estoy abriendo demasiado y eso me asusta, tal vez incluso acabe borrando esta p...

Carta al niño que fui

Como mencioné en mi última publicación, la situación ha empeorado notablemente desde la última revisión médica, y las noticias no han sido alentadoras. Estoy trabajando con mi psicólogo para aprender a sobrellevar esta fase final de la enfermedad, y, como parte de ese proceso de aceptación, me sugirió escribir una carta a ese niño que alguna vez fui, antes del diagnóstico, antes siquiera de enfrentar los aspectos más oscuros de la vida. He reflexionado mucho sobre cómo redactar esta carta, sobre qué palabras podría ofrecerme a mí mismo para prepararme ante todo lo que estaba por venir. Se amontonan tantas ideas en mi cabeza, pero intentaré destilar lo esencial en este post, enfocándome en lo que considero más importante. Lo primero que le diría a ese niño es, inevitablemente, que enfrentará una situación de salud devastadora, algo que trastocará todo lo que hasta entonces conocía. Ese monstruo, la esclerosis, lo golpeará con una fuerza implacable, pero a la vez, le abrirá los ojos para...