Hoy
paso por aquí a hacer algo que creo que es necesario después de llevar tanto
tiempo escribiendo en este blog, ya casi siete meses y casi setenta
publicaciones. En este camino he tenido subidas y bajadas, más de las últimas,
y las he compartido todas por aquí, sirviéndome como vía de escape y desahogo y
espero que a algunos de los que leéis estas páginas también os haya sido útil
de alguna forma. Sin embargo, ahora mismo me encuentro sin fuerzas de ningún
tipo, he perdido la ilusión por todo incluyendo las ganas de plasmar mis
sentimientos por aquí.
No me
arrepiento de haber intentado luchar contra esto, aunque ha sido difícil muchas
veces, si me hubiese rendido al principio me habría perdido momentos
maravillosos que he pasado. A pesar de estas vivencias, he llegado a un estado
que ya no me compensa seguir luchando. Pongo en una balanza las cosas buenas y
malas que tengo ahora y que me esperan, y se vence de golpe hacia el lado menos
favorable. Por ello, decido claudicar.
Llevo unos
días sólo en casa, con la única compañía de mi perro, con mi hermano a dos
calles de distancia, pero como si viviese en la otra punta del mundo y con mis
padres descansando de todo esto, que falta les hacía. Me he dado cuenta de que esta enfermedad te acaba dejando cada vez más sólo, no porque la gente quiera, sino porque la rueda sigue girando para todos menos para ti mismo, y aunque intentes seguir el ritmo, te dejan atrás y cada vez es más difícil formar parte de la vida de los demás. Esto se hace cada vez mas duro, porque me encantaría poder ofrecer a los demás lo que antes podía, pero entiendo que se alejen. Este tiempo conmigo mismo
me ha dado mucho para pensar y darme cuenta de que la mejor opción que me queda
es rendirme. No aguanto más los dolores, la rigidez en las piernas, las cojeras
o las piernas dormidas totalmente; el no saber cuanto va a durar un brote, si
se quedara para siempre o cuando vendrá el siguiente. En definitiva, el no
poder tener una vida normal por mas que pongas de tu parte y lo intentes una y
otra vez.
Hace
tiempo ya que no soy el que era, ya que me dedico solamente a sobrevivir como
voy pudiendo y no puedo disfrutar de casi ningún momento vivido. No voy a engañar
a nadie, me da pánico la muerte, pero he llegado al momento en el que me da
mucho más miedo la vida que estoy viviendo y lo que me quede. Por ello, creo
que mi tiempo en este blog ha terminado, ya que tengo la sensación de que no
puedo escribir nada más que sea útil. Me despido con pena y con las últimas
lágrimas que voy a echar escribiendo palabras en estos renglones. Lo siento, lo
intenté, pero la esclerosis, ese monstruo, pudo conmigo.
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