Si
habéis entrado hace poco al blog os habrá salido un mensaje de que había sido
eliminado. Por un momento pensé que escribir aquí era un error porque el
abrirme tanto a gente desconocida y, sobre todo, a gente que me conoce y que no
me quiere bien, me iba a traer más sufrimiento que cosas buenas. Sin embargo,
he recapacitado y no voy a dejar de tener esta vía de desahogo por miedo, ya
que no estoy haciendo nada malo y a mí y a muchos os servirá leer estas
palabras.
Hoy
vengo a escribir de algo bueno, a dar un mensaje que me ha costado mucho tiempo
interiorizar y que seguramente me queden momentos donde reniegue del mismo,
pero tras 9 años conviviendo con esta enfermedad, creo que he llegado a
entender la mejor forma que tengo de luchar con ella. Ahora no es precisamente
mi mejor momento, ya que justo ahora me está empezando a doler de nuevo la
pierna y anoche tuve otro episodio de ese brote bastante fuerte. Como me dijo
la neuróloga la semana pasada, parece que estoy entrando en una nueva fase
donde los brotes les cuesta más remitir o se quedan ya para siempre conmigo.
Me
he dado cuenta de que, aunque haya gente que tenía a mi alrededor que crea que
soy culpable de tener esta enfermedad, no soy culpable de eso, pero sí de cómo
afrontarla. Quizás mi forma de enfrentarme a este problema no ha sido la más
adecuada y con eso he hecho sufrir a la gente que me quiere, y aunque esto no
sea fácil, me arrepiento de muchas veces no haber sido lo suficientemente
fuerte.
Esta
enfermedad más que esclerosis debería llamarse incertidumbre múltiple. Tan
pronto estás bien cómo te viene un brote que te tumba la vida por completo. No
he sido muy fan del fútbol nunca, pero esto se asemejaría a cuando sacan una
tarjeta amarilla, te vas al banquillo un tiempo y vuelves a salir al terreno de
juego. Lo malo es que ahora voy a afrontar una fase de la enfermedad que
incluirá alguna tarjeta roja, pero espero que eso no me impida llevar una vida
relativamente normal.
Cuando
acudí a la asociación y hablé con otras personas que estaban pasando por lo
mismo, me encontré con gente que me decía que veían cosas buenas a pasar por
esto, y en ese momento me parecía imposible ver nada bonito en todo lo que he
pasado. Sin embargo, me he dado cuenta de que, aunque parezca increíble, vivir
con esclerosis me ha traído también cosas buenas. He aprendido a valorar los
pequeños momentos de la vida y esas cosas extraordinarias que he conseguido. He
podido cumplir con los objetivos de mi carrera profesional y conseguir el
trabajo de mis sueños, lograr que acudir a mi trabajo no me suponga ningún
esfuerzo y que realmente disfrute con lo que hago. También me ha enseñado a no
preocuparme por los problemas triviales del día a día, ya que una vez que has
enfrentado todos los brotes por los que pasamos, esas tonterías no te parecen
nada del otro mundo.
Por
último y más importante, el haber pasado por todos esos momentos horribles me
ha hecho darme cuenta de la suerte que tengo por haber encontrado a mi ancla,
esa persona que jamás me ha soltado la mano y que haberle tenido a mi lado
durante estos años difíciles me ha confirmado la suerte que tengo de haber
encontrado un hermano con el que la vida me ha premiado. No puedo evitar sentir
que la vida nos unió por una razón, que nuestro camino tenía que cruzarse para
poder tener a alguien con quien compartir nuestras alegrías y penas. Y aunque
al principio me costó abrirme contigo, tú siempre estuviste ahí, paciente y
comprensivo, para escuchar mis problemas y ayudarme a superarlos. Ahora,
después de tantos años juntos, siento que no eres solo mi mejor amigo, sino mi
hermano de corazón. Has estado a mi lado en momentos cruciales de mi vida,
apoyándome en todo momento, incluso cuando yo no podía hacerlo por mí mismo. Me
has demostrado que la amistad verdadera va más allá de la distancia, el tiempo
o las circunstancias. No sé el tiempo que me queda, pero quiero vivir todos los
momentos que pueda contigo y estoy seguro de que cuando llegue el día de irme,
estarás allí conmigo, quizás no físicamente, pero notando tu apoyo siempre.
Por
todo esto afronto lo que venga a partir de ahora con más fuerza que nunca,
porque sé que se vienen momentos muchos más duros, pero tengo ganas de mantener
todo el tiempo que pueda esas cosas extraordinarias que me ha regalado la vida.
Hace tiempo vi una película bastante dura con mi ancla, que muchos habréis visto
y que aún no me he atrevido a volver a ver porque sólo se me hace difícil, pero espero poder romper ese miedo y verla sólo o acompañado otra vez, porque para la gente con esclerosis está llena de enseñanzas. Terminaba con un mensaje final que ahora quiero aplicar y es el de no tirar la toalla
jamás, porque rendirse no es una opción.
Comentarios
Publicar un comentario