Este blog empezó siendo un sitio
donde desahogarme, donde contar mi historia para intentar ayudar a las personas
que lo leyeran y un lugar donde poder abrirme del todo al estar protegido por
el anonimato. Sin embargo, con el avance de los hechos, ahora lo veo más como
un legado, algo que va a quedar para cuando ya no esté, y quiero hacer un buen
abstract como se dice en el mundo científico, para aquellos que quieran
quedarse sólo con el resumen de todo esto. Las personas que me rodean en el día
a día y que no saben nada de mi situación podrán leer estas publicaciones y
quizás llegar a entender mejor mis decisiones. La decisión de tirar la toalla
no ha sido fácil, sino un cúmulo de luchas perdidas que han acabado con todo
rastro que me quedaba de fuerza de voluntad. Sé que al principio será difícil
entenderme, sobre todo al recibir tanta información de un solo golpe, pero
espero que terminando de leer estas páginas pueda dibujar en vuestras retinas, al
menos, un boceto de todo lo que he vivido.
Es curioso como la vida va entrelazando
momentos buenos con los momentos más duros. En mi caso el inicio de esta enfermedad
coincidió quizás con el principio de la mejor etapa de mi vida, y durante la
misma he pasado también mis peores momentos. Aquel instante que lo cambió todo,
esa primera consulta con la neuróloga cuando me dieron la noticia que cambiaría
todo, aún recuerdo como me temblaba el cuerpo sin conocer todavía todo lo que
conllevaba esta enfermedad. Eso me llevó también a romperme como jamás lo había
hecho con un amigo, ya que antes nunca había llorado delante de alguien que no
fuera de mi familia, pero justo esa persona se convertiría después en algo más
importante que los de mi propia sangre. A partir de ese momento vinieron
numerosos brotes de todo tipo: cegueras, cojeras, parálisis, problemas cardiacos…enfrentándome
cara a cara a la muerte en dos ocasiones donde mi corazón quiso pararse, pero
mi cabezonería se lo impidió. Finalmente he terminado entrando en la fase final
de esta enfermedad donde los brotes ya no son temporales, sino que se agarran
con fuerza y ya no desaparecen.
No sólo he vivido momentos malos
asociados a problemas médicos, sino que he sufrido alguna que otra decepción en
estos años y problemas familiares. Quizás la más dura fue el confiar en una persona
que pensaba que era un profesional y llegué a considerarle amigo, pero todo se
dio la vuelta y me mostró su peor cara. Seguramente siga leyendo este blog conociéndole
y aún después de todo, no le guardo ningún rencor y le deseo lo mejor en su
vida, ya que borrando de mi mente los últimos meses, hubo un momento donde fue
una persona muy importante en mi vida y le agradezco esa ayuda. Fuera de la
esclerosis, si tengo que destacar un mal episodio de mi vida, no tengo duda de
que fue la muerte de la yaya. Siempre me arrepentiré de no haber estado al cien
por cien con ella en sus últimos momentos debido a mis problemas, pero sé que
pronto voy a estar con ella otra vez y podré pedirla perdón y volver a sentirla
cerca.
Como he comentado anteriormente,
estos años han sido los peores de mi vida, pero, asombrosamente, también los
mejores. En la vida profesional no me puedo quejar, ya que he puesto todo mi
empeño en ello y tras años duros de trabajo he conseguido el puesto de mis sueños
y ser realmente feliz haciéndolo. También me ha permitido viajar a sitios que jamás
había pensado, aunque me haya quedado sin cumplir aquel viaje soñado sobre el
que ya escribí hace tiempo, pero espero que, para la siguiente vida, que espero
que haya, pueda hacerlo. Han sido años de crecimiento personal también, de
madurar y afrontar retos que creía imposibles. Trabajar en un país extranjero
sólo, en plena pandemia y lejos de todo lo que conocía me hizo darme cuenta de
que valía realmente y empecé a quererme un poco más. Y como no mencionar a lo más
importante que he conseguido en esta etapa, quien me ha enseñado el verdadero
significado de la amistad y de la familia, mi ancla. Hoy le decías a las nuevas
generaciones que si seguías en el camino de la ciencia era gracias a que había
estado contigo acompañándote, pero a mi no sólo me has ayudado en esa ruta,
sino que has hecho que estos últimos años, dentro de lo malo, hayan sido
maravillosos. Una de las razones por las que más me duele el haber tirado la
toalla es perderme otros diez años más contigo, pero sé que, aunque duela, eres
la persona que mejor va a entender mi decisión.
La vida son ciclos, ciclos que se abren
y se cierran para dar lugar al siguiente, todos interconectados. Hace tiempo
leí en algún sitio que nada está perdido cuando reconoces que todo lo está, y
que es hora de comenzar un nuevo ciclo. Hoy he tenido un día que me ha
recordado a aquellos inicios de esta etapa, con las personas y los lugares
donde comenzó la mejor y la peor etapa de mi vida, sintiendo que el ciclo de mi
vida está terminando, y ese nuevo que se abre delante de mi ya viene después
del descanso merecido.
En este blog está todo mi ser, setenta
publicaciones donde me he abierto de par en par a todo el que quiera leerlo, y
con el tiempo sé que todos me entenderán. Tengo que cerrar algunos aspectos de
mi vida esta semana y después podré comenzar ese nuevo ciclo. Espero que tanto
a la gente que me conoce como a los que no, les pueda servir de alguna forma.
Comentarios
Publicar un comentario