El afrontamiento de la muerte comienza con la aceptación de su inevitabilidad. Implica cambiar la actitud y el comportamiento para reducir el impacto de la amenaza de la muerte y vivir lo mejor posible hasta el final, de acuerdo a nuestras capacidades individuales. La aceptación no significa adoptar una actitud nihilista de que nada te importa ni rendirse tampoco, sino abordar la situación desde una perspectiva y un propósito renovados, lo que implica reconsiderar nuestros objetivos. Yo antes tenía muchos sueños por cumplir, cada uno de los cuales se han vuelto cada vez más imposibles y ahora mismo sólo me queda aceptar que jamás se cumplirán. Nadie puede predecir con certeza lo que ocurrirá en el futuro, ya sea mañana o el próximo mes. El desafío consiste en aprender a convivir con la incertidumbre, considerando todas las posibilidades: que la enfermedad permita una tregua, que la muerte llegue pronto, que el sufrimiento sea agotador, entre otras. Reflexionar sobre estas opciones nos ...