Estos días están siendo difíciles, he pasado de
estar animado y con ganas de vivir a sentir una profunda decepción con la vida
en si misma. No me quito de la cabeza a Pedro, aún sólo conociéndole de media
hora, por fin encontraba una persona que podía entenderme del todo porque
estaba viviendo lo mismo. Me arrepiento de no haber seguido hablando más con él
esa tarde, tendría que haber aprovechado cada minuto si sabía que no le iba a
volver a ver. Hoy me ha escrito esa persona especial que tenía, su muleta. Ha
conseguido mi correo mediante la gente de la asociación y quiere que nos veamos
para hablar sobre Pedro. Yo no sé si eso me hará bien, pero creo que se lo
debo, al menos poder decirle las cosas bonitas que me contó sobre él.
Esta experiencia me ha hecho ver claramente que
nadie nos llega a entender del todo a no ser que estén pasando por lo mismo.
Esa sensación de que nadie puede comprenderlo te hace sentirte cada vez más sólo,
aunque realmente no lo estés del todo. Quiero recuperar el animo que tenía hace
unos días, pero por más que lo intento no lo consigo, siento una mezcla de
tristeza, miedo y decepción que no me deja levantarme de la cama y lo único que
tengo ganas de hacer es dormir y llorar. Creo que el cansancio acumulado de
aquellos días con el brote sin dormir me está viniendo todo junto ahora, cuando
he bajado la defensa en mi cabeza y he dejado entrar ese sentimiento de
tristeza.
Ver la muerte tan de cerca en una persona tan
parecida a mi me ha trastocado todos los planes. Sinceramente, ahora mismo ya
no creo que pueda completar todos esos sueños que tenía, ya que es cuestión de
tiempo. Se acerca la navidad, una de mis épocas favoritas desde siempre, pero
este año no tengo ninguna gana de que llegue. No me veo celebrando nada ni teniendo
que aguantar una pose de felicidad en comidas y cenas con familiares. Otros
años en estas fechas ya tenía comprados todos los regalos incluso, siempre me
ha gustado mucho esa parte, la de pensar que regalar más que recibirlos, pero
aún ni he empezado porque no me encuentro bien anímicamente para ponerme a
ello.
Me pregunto si esta soledad que siento ahora se
pasará en algún momento o sólo terminará cuando me llegue el día como a Pedro. Al final todo el mundo es capaz de hablar pero entendernos viviendo esta enfermedad tiene que ser difícil. A
lo mejor el problema no es que no me entienda la gente, sino que posiblemente no
me entiendo ni yo mismo. Al menos escribiendo aquí puedo desahogarme con alguien,
aunque sean dos o tres desconocidos que me leéis y gastáis unos minutos de
vuestras vidas en escuchar mis palabras.
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