Tenía pensado hacer una serie de post más adelante a modo de despedida de
la gente que realmente me importa, pero me veo forzado a adelantar uno de ellos
al tener que despedirme antes de tiempo por circunstancias de la vida. Ya os
conté la historia de mi psicólogo en post anteriores y como había perdido a su
hermano a causa de esta enfermedad. En estas últimas semanas me he estado
apoyando mucho en él para intentar llevar lo mejor posible mi situación, pero
hace dos días recibí un correo suyo diciéndome que tenía que dejar de
escribirme y desaparecer de mi vida, ya que le traía recuerdos demasiado dolorosos
y no podía continuar a mi lado.
Cuando leí sus palabras tuve una mezcla de emociones. Lo primero fue rabia
y enfado, no me entraba en la cabeza como de repente rompía con todo de esa
forma, pero enseguida empecé a entenderlo. Creo que las formas no fueron las
mejores, pero sus motivos son más que justificados, ya que al final yo le recordaba
todo el rato a un episodio muy doloroso de su vida y más ahora, cuando se
acerca el final y no quiere volver a vivir algo así. Ayer intenté evadirme
haciendo otras cosas y no pensar en esto, pero ahora tengo que afrontarlo y
cerrar este episodio con este post.
No puedo estar más agradecido por todo lo que me has ayudado. Me diste la
mano en el momento que más lo necesitaba, rompiendo el tabú que tenía con tu
profesión, y te convertiste en mucho más que mi terapeuta, un amigo. Todos
estos años has estado a mi lado dándome consejos, calmándome cuando tenía
baches emocionales y siendo una persona con la que siempre podía contar. Todo
esto lo he valorado aún mas si cabe tras conocer la historia de tu hermano, ya
que no tiene que ser fácil vera tu hermano en mi día a día y continuar ayudándome.
Al final has tenido que rendirte para no sufrir más cuando me vaya y lo entiendo,
pero no sabes como te voy a echar de menos en estos meses. No te guardo ningún
rencor y, aunque me duela hasta romperme, sé que vas a ser mucho más feliz sin mí
en tu vida.
Esto me hace pensar que quizás no soy bueno para la vida de los que me rodean,
ya que causo más dolor que cosas buenas. Por eso los meses que queda quiero
vivir sólo cosas bonitas con la gente que quiero para que cuando llegue ese
último momento no les cause tanto dolor al tener un buen recuerdo. Voy a
echarte muchísimo de menos porque ahora todo está cambiando muy rápido y es
cuando más te necesitaba en esas noches de soledad, pero no me queda otra que
aceptarlo y seguir adelante.
No es la forma en la que quería despedirme de ti y no se siquiera si algún
día leerás estas palabras, pero espero que sí y que me entiendas. Supongo que
esta es la primera despedida de las muchas que me quedan, así que tengo que
acostumbrarme a que va llegando el momento de decir más veces “adiós”.
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