Ir al contenido principal

Cumpleaños ¿feliz?


Hoy cumplo un año más de vida y quizás este último ha sido uno de los más duros por los que he pasado. Cuando era más pequeño este día solía ser especial, era un día que esperabas con ganas para reunirte con tu familia y amigos y celebrar, pasar un rato agradable juntos y sentirse querido. Con el paso del tiempo se va perdiendo un poco esa ilusión, pero yo siempre he sido muy incondicional de estos momentos y, aunque es cierto que siempre me ha gustado más preparar una celebración o un cumpleaños para alguien importante en mi vida, siempre se agradece que por un día te sientas un poco más especial y querido.

Ha sido un día menos especial de lo esperado en una situación normal.  Sigo con bastantes problemas para andar, pero estoy intentando mantener como puedo las cosas que aún siguen en pie en mi vida. He madrugado una hora más para poder ir a trabajar, ya que ando mucho más lento y necesito más margen para poder llegar a la misma hora. En la universidad he mantenido el tipo todo lo que he podido y al terminar la jornada, he tenido que descansar una hora en el despacho para comenzar el camino de vuelta.

La verdad que tenía ganas hoy de celebrar mi cumpleaños para desconectar un poco de toda esta mierda, iba a venir mi hermano con mi sobrino a casa e íbamos a pasar una tarde entretenida todos juntos. Al final no ha sido posible y he acabado comiéndome la tarta solamente con mis padres, intentando hacer bromas y poner esa sonrisa que pongo para que no noten como me noto realmente por dentro y que cada vez me está costando más mantenerla. Es muy común la creencia de que si pides un deseo al soplar las velas se te cumplirá en ese año, pero esta vez no he pedido nada, simplemente he soplado por compromiso con mis padres, pero no tenía muchas ganas de celebrar nada ya.

He echado de menos a mucha gente hoy conmigo y me he acordado mucho de la yaya. Con ella este día era una locura, preparaba todos mis platos favoritos, hacía la tarta y me obligaba a hacer todos sus rituales de buena suerte para el nuevo año de vida que comenzaba. Hace un rato he estado mirando fotos de este mismo día hace unos años y me he dado cuenta de cómo ha cambiado todo.

Sé que hay gente que me quiere, pero hoy me he sentido bastante sólo. A lo mejor yo soy una persona demasiado empática con los demás y soy el raro, pero si tuviera a una persona que quiero en el estado que me encuentro yo ahora, me daría igual todo lo demás, y haría todo lo posible por pasar el máximo de tiempo posible con esa persona para empujarle a seguir. Estoy pasando por un momento muy difícil porque me cuesta muchísimo andar e intento ser fuerte y que no se me note que estoy hecho mierda por dentro, pero no se cuanto más voy a poder aguantar. En el pasado terminaba este día contento y lleno de ilusión por el año siguiente, pero hoy acabo llorando y escribiendo estas palabras, quizás porque no me veo llegando hasta el año que viene para celebrar otro cumpleaños “feliz”.



Comentarios

Entradas populares de este blog

La fuerza del destino

Han transcurrido cinco meses desde la última vez que vertí mis pensamientos en este rincón digital, y hoy retorno a él impulsado por dos motivos fundamentales. El primero nace de la recomendación de mi psicólogo, con quien he estado trabajando diligentemente para comprenderme mejor y enfrentar los desafíos que la vida ha arrojado a mi camino. Pero no es únicamente esta sugerencia profesional la que me trae de vuelta a estas líneas. Siento una necesidad profunda de desahogarme aquí, aunque sea solo por esta vez, sin prometer continuidad. Este escrito servirá, al menos, para aligerar algunos de los pesares que me han estado abrumando últimamente. Para dar algo de contexto, he atravesado una depresión que casi me consume por completo. Aunque he recorrido un largo camino hacia la mejoría, la oscuridad aún no ha abandonado del todo mi horizonte. A esto se suma la angustia por la grave situación de salud de mi padre, una realidad que me ha forzado a replantear muchas cosas en mi vida, temas ...

El miedo de ser una carga

Cuando recibes malas noticias en la vida, el primer instinto es la negación, buscar una manera de minimizar el problema o, mejor aún, de hacerlo desaparecer por completo. Como mencioné en publicaciones anteriores, los últimos resultados de mi enfermedad no fueron alentadores. Me han comunicado que he entrado en la fase final, y pronto empezaré a sentir todo el peso de la esclerosis. A veces me engaño a mí mismo pensando que lo he aceptado, pero la realidad es muy distinta. Intento encontrar algún pequeño atisbo de esperanza. Por eso hoy acudí a otro neurólogo, especialista en esta enfermedad, en busca de una segunda opinión. Sin embargo, no obtuve lo que buscaba; la consulta solo confirmó el diagnóstico inicial. Es difícil vivir cuando tu futuro está condicionado por algo así. En este momento, me siento roto en mil pedazos, y recurro al blog para intentar recomponerme, soltando aquí lo que pienso. Quizás me estoy abriendo demasiado y eso me asusta, tal vez incluso acabe borrando esta p...

Cien latidos

Cien textos. Cien momentos en los que escribir fue lo único que pude hacer cuando todo lo demás me sobrepasaba. No siempre tuve fuerzas, y muchas veces no encontraba sentido alguno, pero incluso en los días más rotos, o precisamente en ellos, algo dentro de mí necesitaba salir, ser dicho, narrarse, aunque fuera al vacío. Como si poner palabras fuera, todavía, la única forma posible de seguir existiendo sin romperme del todo. No hay victoria aquí, ni redención. No hay moraleja de superación ni aplausos por haber llegado tan lejos. Lo único que puedo afirmar con certeza es que sigo, más cansado, con un cuerpo que se desmorona por dentro y una mente que hace tiempo que dejó de estar del todo entera, pero sigo. Y eso, con esta enfermedad, ya es mucho más de lo que parece. No recuerdo el momento exacto en el que decidí empezar este blog, solo sé que necesitaba un sitio donde volcar todo lo que no podía decir en voz alta. No buscaba consuelo, ni comprensión, ni siquiera compañía. Solo necesi...