En muchas películas y series americanas, se promueve el ideal de una familia perfecta, aquellas personas que están presentes desde el momento en que naces y que te apoyarán incondicionalmente a lo largo de toda tu vida. Lamentablemente, mi experiencia no ha sido así. Es cierto que, desde que enfrenté la enfermedad, decidí cargar con todo yo solo, con la única intención de no causarles sufrimiento. Quizás me equivoqué en ese enfoque, ya que debería haber contado con su apoyo desde el principio. Sin embargo, los últimos meses me han confirmado que no hubiesen sido los mejores aliados en esta situación. Me he debatido mucho sobre si escribir o no este post, preocupado de que estas palabras puedan llegar a ellos algún día. Pero llega un punto en el que necesito desahogarme, y tal vez no esté mal que se enteren por aquí, ya que he intentado hablar con ellos en persona varias veces sin éxito. Este año ha sido, sin duda, el más difícil de mi vida, y anhelaba poder descansar y desconectar dura...