Tras dos semanas sin ir al psicólogo hoy he vuelto a ir y hemos estado hablando de una serie de cosas que me han dejado pensando. Finalmente después de digerirlo todo, me apetecía hablarlo y creo que aquí es donde me siento más cómodo hoy en día. Le he contado que después de todo lo que he pasado con la enfermedad y con la gente que me rodea, siento que ya no pertenezco a ningún sitio en este mundo. Antes podía sentir que tenía un lugar propio, ya fuera en el trabajo, con mi familia o con los amigos. Sin embargo, ahora no encuentro mi lugar en ninguno de esos sitios, teniendo la sensación de que me equivoco completamente casi a diario. Esta enfermedad no solo ha barrido con mi salud, sino también con todo lo que me hacía querer vivir.
Este fin de semana tengo un viaje programado de hace un tiempo y tengo miedo de ir. No tengo una confianza total con los acompañantes en este viaje y sé que voy a tener que estar con la máscara puesta todo el día, cosa que no me apetece demasiado, llegando a pensar en inventarme alguna excusa y no acudir finalmente.
Sé que es duro hablar de esto y no quiero que nadie que lea estas palabras lo tome como ejemplo, pero yo he perdido las ganas de continuar. Hace unos días me fallaron las piernas en un cruce, cayendo de rodillas sobre el asfalto de tal forma que no di tiempo de frenar o dar esquinazo al coche que estaba esperando al cambio del semáforo. El morro del coche golpeó mi hombro y de ahí mi cabeza rebotó contra el suelo, quedándome inconsciente por unos minutos. Al recuperar el sentido estaba rodeado de gente y con la ambulancia y la policía por allí. Me colocaron el hombro y comprobaron que no tenía nada en la cabeza y ahí se quedó. Sin embargo, me ha quedado la sensación de que ojalá hubiese caído dos centímetros más hacia delante para que esto hubiese terminado por fin del todo.
El psicólogo me ha preguntado si me habían vuelto las ganas de acabar con todo como le conté que me pasó hace tiempo, pero no es eso, no quiero buscarlo, simplemente no me importaría que ocurriese ahora mismo. Cuando todos los pilares de tu vida te fallan o simplemente no están a tu lado como antes, la vida deja de tener sentido. Me han dicho que tengo que buscar un nuevo sentido, pero no es tan fácil, porque yo antes, aún con esta enfermedad de mierda, veía alguna razón para continuar, pero todo lo que creía estable y permanente en mi vida, me ha fallado de una forma u otra.
Me ahogo y ya no queda nada para reflotar, nada fijo ni estable. Me estoy acordando sentado en el banco donde paso sentado buena parte de la noche, de ese final tan histórico de aquella película del barco partido por la mitad. A veces es mejor soltarte y dejarte caer al fondo para que los demás puedan reflotar.
Comentarios
Publicar un comentario