Siempre he sido mucho de refranes y este post va
en honor a uno de ellos: “Es de bien nacidos ser agradecidos”. A lo largo de
esta enfermedad muchas veces me he metido dentro de mi mismo, de mis problemas
y mis pensamientos negativos, sin darme cuenta de que la gente que me quiere y
están conmigo estaban intentando sacarme de ahí y haciendo todo lo posible por
que yo estuviese mejor. Dentro de esa vorágine se me ha olvidado muchas veces agradecérselo
como debería y hoy quiero aprovechar para usar estas palabras y valorar esa
ayuda, principalmente a mi ancla, esa persona que a día de hoy no me ha fallado
nunca y que estoy seguro de que jamás lo hará.
Creo que muchas veces he sido un poco egoísta al
centrarme solo en mis problemas y no ver más allá. Como buen Tauro soy muy
cabezota y terco y cuando me enrosco en una idea es muy difícil sacarme de ahí,
pero siempre has estado detrás apoyándome una y otra vez para conseguir que me
encontrase mejor. Me has visto caer hasta el fondo cientos de veces y me has
vuelto a levantar tras horas y horas de conversaciones a cualquier hora del día
o la noche. Ya han pasado casi diez años desde que nos conocimos y creo que
eres la persona que mejor me conoce en este mundo, la única que conoce todo de mí.
Por ello sabes perfectamente como animarme en esos malos momentos para
conseguir que me levante. Muchas de las veces que he tenido un bajón durante
algún brote, como ayer mismo, una llamada tuya ha servido para conseguir hacérmelo
ver de otra manera y mejorar mi estado de ánimo. Y la mayoría de esas veces yo
no podía ni hablar, pero tú continuabas al otro lado del teléfono dándome consejos,
aunque no recibieras contestación, pero todo lo escuchaba y ayudaba a que lo
superase.
Muchas veces pienso en si la situación hubiese
sido al revés, si tú fueras la persona con la maldita enfermedad y yo el amigo
apoyando. Siempre parece que ser la persona que la padece es la peor parte,
pero el otro lado no debe ser nada fácil tampoco. Cuando me diagnosticaron no llevábamos
mucho tiempo como amigos, y desde el primer momento me apoyaste, cuando podrías
haber salido corriendo sabiendo lo que se venía. Desde entonces hemos pasado de
todo juntos y jamás me has dejado sólo, aunque la distancia física nos
separase. Si en unos meses esto termina, espero que puedas ser esa ancla para
otra persona y le ayudes como a mí, pero espero que aún nos queden muchos
momentos por vivir juntos. Ojalá podamos pronto estar en ese karaoke del que
hemos hablado cantando la canción que acompaña al post.
Me has enseñado el verdadero significado de la
palabra amistad y aún teniendo esta enfermedad, has hecho mi vida mucho más
bonita. No se si superare estos meses que me han dado, pero si no lo consigo
voy a exprimir cada momento que pueda vivir contigo durante ese tiempo para no
arrepentirme de no haberlo hecho cuando llegue el momento. Te pido perdón si en
algún momento he flaqueado y te he hecho pensar que iba a tirar la toalla, y te
doy las GRACIAS con mayúsculas. Gracias por estar a mi lado siempre en las
buenas y en las malas, por darme las fuerzas que necesitaba cuando pensé que no
podía seguir adelante, por inspirarme siempre para ser mejor científico y confiar
más en mí mismo. Cuando sólo veía oscuridad, tu has sido la luz que ha
iluminado mi camino para poder seguir adelante.
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