Ir al contenido principal

Soñar de nuevo

 

Aún no quiero cantar victoria, pero parece que por fin el brote que me estaba afectando a las piernas está pasando. Ahora habrá que ver si deja alguna secuela o no, pero hoy tengo un poco de esperanza por fin, que ya hacia unas semanas que la había perdido. Solamente el poder salir a pasear con mi perro o poder ir a trabajar ya son experiencias que antes no valoraba y ahora me parecen un mundo, me siento muy afortunado de poder hacer esas pequeñas cosas. Me fijo mucho ahora en las cosas que preocupan al resto de la gente y pienso que son tonterías y que le damos mucha importancia a cosas que realmente no la tienen.

Quizás en unos días me vuelve a dar otro golpe la esclerosis, pero tengo que pensar en positivo e intentar vivir cada momento como si fuera el último. De cara a otro brote he aprendido que no hay que pensar en los días que faltaran para que termine, sino que, como me dijo mi ancla durante estas últimas semanas, es mejor pensar en que cada día es uno menos para que acabe. Y hablando de mi ancla, estos días has sido fundamental para poder recuperarme y no tirar la toalla. Hoy has tenido un día importante y estaba pensando en todo lo que me has motivado siempre para mejorar tanto en la vida como a nivel profesional. Cuando te conocí yo no tenía mucha confianza en mi mismo, pero al verte superarte a ti mismo siempre me diste fuerzas para seguir tu ejemplo y atreverme a hacer cosas que antes habrían sido imposibles. Como siempre te digo, nunca me cansare de darte las gracias.

Este año que viene tengo muchos planes que quiero llevar a cabo. Lo primero es crecer más en mi profesión, mi objetivo es conseguir una plaza mejor que me permita estabilizarme y en un futuro poder comprarme mi propia casa, ese sueño tan complicado hoy en día en una gran ciudad. También quiero viajar, ir a Japón, ese sueño que siempre he tenido y no he podido cumplir. De este año no pasa, no se cuanto respiro me va a dar la esclerosis y no quiero quedarme sin poder hacer ese viaje. Me da un poco de miedo irme allí y que me pase algo estando al otro lado del mundo, pero no voy a frenarme más por eso. Para irme a Brasil no me puse frenos y gracias a eso viví una de las mejores experiencias de mi vida.

Este blog me está ayudando mucho a soltar cosas que tenía dentro y no sabía cómo sacar, ya que me es mucho más fácil expresarlo en palabras escritas que a viva voz. Por ello he decidido usar todos los posts que he escrito para que la gente conozca mi historia de verdad, empezando por mis padres, a los cuales les enseñare todo esta semana.

Por fin puedo empezar a soñar otra vez, lo que dure no lo puedo saber, pero voy a permitirme hacerlo por un tiempo, ya es hora de vivir de nuevo.









Comentarios

Entradas populares de este blog

La fuerza del destino

Han transcurrido cinco meses desde la última vez que vertí mis pensamientos en este rincón digital, y hoy retorno a él impulsado por dos motivos fundamentales. El primero nace de la recomendación de mi psicólogo, con quien he estado trabajando diligentemente para comprenderme mejor y enfrentar los desafíos que la vida ha arrojado a mi camino. Pero no es únicamente esta sugerencia profesional la que me trae de vuelta a estas líneas. Siento una necesidad profunda de desahogarme aquí, aunque sea solo por esta vez, sin prometer continuidad. Este escrito servirá, al menos, para aligerar algunos de los pesares que me han estado abrumando últimamente. Para dar algo de contexto, he atravesado una depresión que casi me consume por completo. Aunque he recorrido un largo camino hacia la mejoría, la oscuridad aún no ha abandonado del todo mi horizonte. A esto se suma la angustia por la grave situación de salud de mi padre, una realidad que me ha forzado a replantear muchas cosas en mi vida, temas ...

Lo que aún soy capaz de decir

Hoy me ha pasado algo que todavía estoy procesando, algo que hace unos meses me habría dejado temblando. He coincidido en el metro con el chico con el que estuve quedando hace un tiempo, ese mismo que un día me dijo, sin que le temblara la voz, que con mi esclerosis nadie querría nada conmigo más que encuentros puntuales, que nadie “hipotecaría su vida” por alguien destinado, según él, a terminar postrado en una silla. Aquel comentario me atravesó y me hundió; me hizo sentir pequeño, insignificante, una carga incluso antes de serlo. Durante mucho tiempo creí que llevaba razón, que quizá yo no era más que una vida en pausa que nadie querría compartir. Hoy, en ese vagón lleno donde casi no cabía un alma más, me lo he encontrado. Ni siquiera me saludó: simplemente empezó a rozarse contra mí, como si nada hubiera pasado, como si tuviera algún derecho sobre mí. Le pedí que parara, pero siguió, así que me bajé en la siguiente estación solo para quitármelo de encima. En el andén vino detrás y...

Cien latidos

Cien textos. Cien momentos en los que escribir fue lo único que pude hacer cuando todo lo demás me sobrepasaba. No siempre tuve fuerzas, y muchas veces no encontraba sentido alguno, pero incluso en los días más rotos, o precisamente en ellos, algo dentro de mí necesitaba salir, ser dicho, narrarse, aunque fuera al vacío. Como si poner palabras fuera, todavía, la única forma posible de seguir existiendo sin romperme del todo. No hay victoria aquí, ni redención. No hay moraleja de superación ni aplausos por haber llegado tan lejos. Lo único que puedo afirmar con certeza es que sigo, más cansado, con un cuerpo que se desmorona por dentro y una mente que hace tiempo que dejó de estar del todo entera, pero sigo. Y eso, con esta enfermedad, ya es mucho más de lo que parece. No recuerdo el momento exacto en el que decidí empezar este blog, solo sé que necesitaba un sitio donde volcar todo lo que no podía decir en voz alta. No buscaba consuelo, ni comprensión, ni siquiera compañía. Solo necesi...