Hoy me he levantado pensando como me gustaría que
fuese el final del camino, si supiese el día que va a ser el último, ¿Qué es lo
que haría? Llevo varios días aguantando, pero las fuerzas ya flaquean y este
brote parece infinito. Esta noche no creo que pueda evitar acudir al hospital a
que me pongan la medicación y no se lo que va a pasar. La vida es muy caprichosa y cuando no la quieres, no te deja escapar, pero cuando más ganas tienes de vivir, la cosa se trunca.
He leído muchas veces reflexiones de que harían
distintas personas si supieran que es su último día de vida y muchas hablan de
hacer cosas nuevas o que nunca se han atrevido hacer. Yo me conformo con tener
un día normal y tranquilo, dar un paseo con mi perro por el parque del barrio y
después tranquilamente por las calles donde he pasado casi toda mi vida. Me
gustaría también ir a darme un paseo por las calles del centro de mi adorada
Madrid, y en especial pasarme por la Iglesia de la Paloma, a la cual era tan
devota la yaya, y rezarle algo si me acuerdo de como se hacía eso, para así
quedarme un poco más en paz.
Quiero aprovechar el día de hoy ahora que me
encuentro sin dolores y con todo un día por delante, que, aunque parezca que
los días pasan volando, no nos damos cuenta de las muchas horas que desperdiciamos
en tonterías. Hoy quiero pasar tiempo con mis padres, tener un día normal con
ellos, hablar de tonterías y quizás ver alguna película con mi padre de esas de
su época que tanto le gusta explicarme con pasión. Quiero abrazar a mi madre y
que sepa todo lo que la quiero, que muchas veces se me olvida ser cariñoso con
ella y se que lo necesita en estos momentos. También voy a ir a ver a mi hermano
y a ese pequeñajo que es la nueva ilusión de la familia. Crece a pasos agigantados
y promete que va a ser un chaval muy espabilado, me habría encantado verle
crecer y enseñarle miles de cosas. Espero que cuando tenga la edad pueda leer
este blog y conocerme un poco más.
Los amigos, esa familia que elegimos durante la
vida, la mayoría de ellos los tengo lejos y no voy a poder verlos. Sólo algunos
conocen mi historia al completo, pero ya me he encargado de que si algo va mal
les llegue este blog y puedan entenderme un poco más. Mi ancla también está lejos, siendo el gran
investigador que es en los confines del mundo, y aunque no podamos vernos hoy,
me quedo tranquilo, porque pase lo que pase confío en su fuerza para
sobreponerse y tirar hacia delante.
Voy a dejar de escribir y a ponerme a vivir este
día, que no se si será el último, pero voy a vivirlo como si lo fuera porque,
aunque la vida te de golpes que no entiendes, sólo puedo darle gracias a la
vida por haberme dado tanto.
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