Ya hace tiempo que no paso por aquí y pensaba que ya no iba a volver, pero hoy tengo ganas de escribir un poco y quiero compartirlo. Desde la última vez que plasmé unas letras en esta página no ha habido muchos cambios determinantes, pero para poner todo esto en contexto debo empezar por mis últimas visitas a la neuróloga. Como se podía esperar, se ha acabado confirmando que mi esclerosis ha avanzado a la última fase, la forma secundaria progresiva. En esta etapa los brotes no aparecen y desaparecen, sino que se quedan contigo aumentando o disminuyendo su actividad, pero dejando secuelas que perduran en el tiempo. Mi brote con las piernas parece ser la carta de bienvenida a esta etapa, ya que, desde noviembre que comenzó, solo me ha dado periodos cortos de descanso, e incluso ahora mientras escribo, las piernas vuelven a doler. Parece ser que esa noria que era la enfermedad, con subidas y bajadas, se ha convertido en la peor de las montañas rusas, con una pendiente cada vez más inclina...